Correr con perro: cómo entrenar de forma sensata

Correr con perro es una actividad muy popular entre los dueños de perros deportistas. Nuestros canes también suelen disfrutar acompañándonos a correr debido a que por naturaleza suelen gozar de una magnífica resistencia para correr y que el ritmo de las personas durante la carrera les resulta muy agradable. Si el perro tiene el tamaño adecuado para correr con su dueño, puede acompañarle a trote suave, pues para el can es la forma más agradable de andar. Además, entrena simultáneamente fuerza, condición física y musculatura. También se refuerza delicadamente el sistema cardiovascular.

Al igual que ocurre con cualquier otro tipo de deporte practicado en compañía de un perro, hay algunos puntos a tener en cuenta a la hora de correr con él. Aunque a muchos dueños les resulta lógico salir a correr con su perro: no todos los perros pueden correr ni son adecuados para ello.

 

Correr con perro, un auténtico tabú en estos casos

Los perros que aún no se han desarrollado completamente no deben acompañar a correr a sus dueños bajo ningún concepto. Dependiendo del tamaño del perro, se le considera adulto con 12-18 meses. De lo contrario, se corre el riesgo de provocar lesiones permanentes en las articulaciones, como por ejemplo artrosis. Pero incluso cuando los perros ya tienen una edad avanzada se debe renunciar a llevarles a correr. En este caso se debe adaptar

el ejercicio a la edad del perro. Si tu perro te ha acompañado siempre a correr, seguro que le costará renunciar a ello incluso en edad avanzada, pues los canes no tienen un pensamiento racional. El ritmo de la marcha debe ser cada vez más lento y adaptarse a los tramos. Por el bien de la salud del animal, a partir de una cierta edad se deben cambiar las carreras por paseos relajados.

Correr con perro también es básicamente tabú si éste tiene una salud delicada o padece una infección, fiebre o inflamación. En estos casos se desaconseja cualquier tipo de deporte.

También hay perros que, por el mero hecho de su complexión, no son adecuados para correr durante largo tiempo. Se trata especialmente de perros con una complexión maciza y pesada, como por ejemplo los Bulldogs Franceses. Pero también se desaconsejan como compañeros para correr muchas razas pequeñas de perros, como por ejemplo el Dackel, pus sus patas cortas no les permiten acompañar a sus dueños a un ritmo cómodo.

 

Tu perro debe adelgazar, de modo que correr es perfecto, ¡¿no?!

Aquí también decimos un rotundo NO. Los perros con sobrepeso deben perder primero algo de peso por medio de una alimentación adecuada y un entrenamiento de movilidad específico antes de poder acompañar a sus dueños a correr. De lo contrario, las articulaciones se cargan en exceso, provocando inevitablemente lesiones permanentes en las articulaciones.

 

¿Existe el perro ideal para correr?

Si deseas que tu perro te acompañe a correr, debe tener un tamaño corporal que le permita llevar cómodamente un ritmo ligero. A fin de que sea adecuado para correr debe tener una complexión clásicamente delgada o normal. Pero incluso en estos casos, no todos los perros disfrutan corriendo.

 

¿Qué ocurre si tu perro no quiere correr?

En primer lugar, a los perros les gusta correr por naturaleza. Sin embargo, también hay canes que sencillamente no disfrutan realizando actividades deportivas. Debes aceptarlo. No obstante, lo importante es descartar que el motivo de que tu perro no disfrute corriendo puedan ser posibles problemas articulares u otras enfermedades.

 

¿Cuánto tiempo puede correr un perro? ¿Debe estar entrenado?

La primavera está a la vuelta de la esquina y estamos muy motivados a volver a salir a correr o a desarrollar nuestros planes deportivos al aire libre.

Pero especialmente después del parón invernal o cuando uno se dispone a correr por primera vez, el entrenamiento debe iniciarse poco a poco. Los entrenamientos deben ser cortos, empezando preferiblemente con pocos minutos a trote ligero y alternando después unos minutos a ritmo de marcha. A continuación se empalma con la siguiente unidad a trote y se siguen alternando. Al igual que el hombre, el perro debe tener la oportunidad de poder ponerse en forma y mejorar su condición física.

Especialmente al principio no se debe llegar al límite de uno mismo ni del perro, ya que eso conllevaría el desgaste innecesario del sistema cardiovascular y de la musculatura, y desagradables agujetas los días posteriores tanto en el perro como en la persona.

Si detectas que el perro corre cada vez más despacio en las sesiones de entrenamiento y cambia el ritmo por sí solo o comienza a jadear fuerte, deberías permitirle hacer una parada de inmediato o finalizar el entrenamiento.

 

¿Qué tipo de superficie es la más apropiada?

De un modo u otro, lo mejor es correr en la naturaleza. Puesto que la superficie óptima debe ser suave y acolchada, para correr juntos se recomiendan en la medida de lo posible los caminos rurales y forestales. De este modo, los movimientos se amortiguan mejor, protegiendo así las articulaciones.

Los caminos de asfalto y de grava no son adecuados para las articulaciones de personas ni de animales, por lo que deberían evitarse.

 

¿Puede comer el perro antes de entrenar?

No se entrena bien con el estómago lleno. La circulación también se somete a un esfuerzo muy elevado. A esto hay que añadir el riesgo de sufrir una torsión gástrica. Saliendo a correr con el estómago lleno se expone al perro a un gran peligro. Por favor, no des de comer a tu perro 2 horas del entrenamiento, ni durante el mismo.

 

¿Puede beber el perro durante el entrenamiento?

Sí, se le permite beber. El perro puede beber tanto como desee antes de correr, durante y, naturalmente, también después. Un baño refrescante en el río o el lago es excelente para refrescarse. Naturalmente, primero debes esperar a que el animal se recupere un poco y no salte completamente sofocado al agua fría.

 

Calentar antes de empezar

Al igual que en el resto de deportes, antes de correr también deben calentar tanto el dueño como el perro. La musculatura y las articulaciones se calientan eficazmente realizando algunos ejercicios de calentamiento activos. De esta forma se reduce considerablemente el riesgo de lesionarse, pues el cuerpo del animal se muestra más flexible tras el calentamiento, pudiendo sortear mejor los movimientos imprevistos. De esta forma, el perro también se prepara mentalmente para el entrenamiento y se concentra.

Después del entrenamiento hay que dedicar el tiempo necesario a que se recupere y dejar que corra libre. De este modo se contribuye a que el perro se recupere más rápidamente y que sus funciones corporales regresen a su estado normal.

 

¿Con qué frecuencia puede salir a correr el perro?

Aunque seas un corredor asiduo, únicamente deberías salir a correr con el perro máximo cada dos días. En cualquier caso, el cuerpo necesita fases de recuperación. Además, está demostrado que la musculatura se desarrolla en las fases de descanso entre las sesiones de entrenamiento.

 

¿Se puede correr a altas temperaturas?

Continuamente vemos a gente corriendo con sus perros incluso en días calurosos. Esto es un auténtico tabú, pues es muy peligroso para la salud del perro. Correr a temperaturas elevadas supone un esfuerzo extremo para su sistema cardiovascular. A esto hay que añadir que el asfalto está muy caliente, lo cual puede llegar a producir quemaduras en las almohadillas del perro.

Si no quieres renunciar a correr con el perro en verano, el entrenamiento debe tener lugar a primera hora de la mañana o entrada la noche. De lo contrario, estarás exponiendo al animal a un peligro grave para su salud.

 

Los días posteriores al entrenamiento

En las horas y días posteriores al entrenamiento también se debe observar al animal con atención. ¿Los movimientos son normales o rígidos y pesados? ¿Se le nota especialmente cansado? En ese caso, quizás la sesión de entrenamiento fue demasiado larga y el perro sufre incómodas agujetas. En ese caso se debe ajustar la duración del entrenamiento.

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