El vínculo en edad de cachorro

¿Le suena? La presión de tener que darlo siempre todo y querer ser el mejor, las enormes exigencias a uno mismo, tanto a nivel profesional como en el día a día. Como es típico en nuestra sociedad del rendimiento, esta presión ha llegado recientemente también al entrenamiento para perros y a la convivencia con nuestras mascotas. No solo en los grupos de entrenamiento, seminarios y talleres se comparan los rendimientos de los perros entre sí. Ya en los grupos de cachorros, los dueños comentan con orgullo los trucos que su pequeño es capaz de realizar eficazmente.

 

El vínculo entre humano y perro como base de todo

Lo que parece que olvidamos a veces como dueños con esta presión es: ¡un cachorro sigue siendo un bebé! Generalmente recibe el cachorro con de ocho a diez semanas de edad. Para él, en esta época es de una importancia crucial descubrir el mundo, acumular experiencias, establecer contacto con grupos sociales y encontrar su lugar en ese grupo y en su nuevo hogar. Es una época excitante y agotadora para un cachorro, durante la cual deberíamos aportarle mucho amor, atención, comprensión y seguridad.

 

Los cachorros necesitan un compañero social a su lado que los acompañe en su viaje de descubrimiento por el mundo, que les sirva de apoyo en el embate de las olas y que les aporte la seguridad necesaria. Y es que solo cuando un cachorro se siente seguro, protegido y a gusto es posible el aprendizaje, es decir, el entrenamiento para perros en sí. Si un cachorro se siente inseguro o tiene miedo, esto provocará en él un estrés que bloqueará el aprendizaje.

 

Para que pueda entrenar con su cachorro de forma exitosa y eficaz, es una condición muy importante que se ocupe primero de los tres pilares de un vínculo seguro y estable entre humano y perro. Entre ellos se cuentan transmitir la seguridad y la confianza antes mencionadas, así como fijar un armazón básico mediante estructuras y rituales y el intercambio de afecto y cercanía corporal.

 

Así transmite confianza y seguridad a su cachorro

Al principio todo es nuevo y excitante para el cachorro recién llegado a su nueva familia. Quiere explorar su entorno, conocer olores, y debe filtrar por sí mismo qué cosas significan algo bueno para él y de qué otras es mejor que se mantenga alejado. Cuando nuestro cachorro se disponga a acumular experiencias, usted debe estar sin falta a su lado para apoyarle. Si descubre una experiencia desagradable o de repente parece asustado, muéstrele que no está solo y que está a su lado. Y cuando poco a poco y paso a paso se acerque a un estímulo nuevo, anime a su cachorro y dele respaldo.

 

También en el grupo de cachorros de la escuela para perros puede aprender a ofrecer protección a su mascota. Esto es muy importante, ya que su cachorro en este momento se encuentra en una fase socialmente sensible en la que todo lo aprendido se guarda de forma especialmente intensa y duradera y, por ello, influye también en su posterior vida adulta. Los encuentros con perros y el trato con otros perros representan más tarde unos de los mayores retos en el día a día para el equipo de humano y perro. Si su cachorro aprende ya que en presencia de otros perros tiene un refugio seguro con usted y que ahí encontrará protección, su disposición como perro adulto de dirigirse a usted en situaciones de estrés en vez de intentar resolver por sí mismo un encuentro entre perros mediante una confrontación también será mayor.

 

Así, si su cachorro busca activamente protección en usted como compañero de vínculo, agáchese y tienda los brazos frente al cachorro para mantener alejados a otros perros. Esto muestra a su cachorro que lo entiende, que siempre encontrará seguridad y refugio con usted y que se ocupará de la situación por él.

 

Un armazón básico de estructuras y rituales para la orientación

Otro pilar importante que debe tenerse en cuenta en la edad de cachorro es las estructuras y los rituales. Las costumbres fijas en el día a día aportan seguridad y ahorran energía para poder concentrarse en las cosas realmente importantes de la vida, por ejemplo, salir en un viaje de descubrimiento, jugar con él como compañero de vínculo, hacer travesuras, crecer o conocer a nuevas personas y perros.

 

Un ritual muy útil también para la convivencia posterior es el ritual de la calma o «calma a la señal». Con ello, al perro se le enseña una calma condicionada. Un estímulo como un pañuelo, un aceite aromático o una palabra señalizadora se asocia con el sentimiento de la calma haciendo que siempre se produzca ese estímulo cuando nos relajamos junto a nuestro perro con un masaje o algunas carantoñas. Así, este estímulo se convierte en el desencadenante de una sensación de calma y puede utilizarse, por ejemplo, para relajar al cachorro tras el paseo o en caso de agitación. ¡A usted también puede ayudarle a relajarse mejor!

 

Puesto que ahora su cachorro está aprendiendo ya a relajarse regularmente y a tranquilizarse, en el futuro se alterará menos cuando note agitación y, a continuación, también podrá relajarse más rápidamente. Los cachorros y los perros jóvenes se excitan y emocionan en el día a día más rápidamente que los perros adultos. Aquí es nuestra labor tomar las riendas en un momento dado y asegurarnos de que el cachorro vuelve a tranquilizarse.

 

Otro ritual muy importante y útil es el ritual de despedida. Tarde o temprano deberemos enseñar a nuestro perro a permanecer tranquilo y solo en casa al menos durante una hora mientras, por ejemplo, hacemos la compra semanal. Permanecer solo en calma se practica a pasos muy pequeños. El ritual de calma ayuda a entender a nuestro perro que permanecerá solo únicamente durante un tiempo. Si no señaliza que va a salir de casa durante un tiempo largo y simplemente se marcha sin hacer ningún comentario, su perro empezará en algún momento a buscarle, se inquietará o, en ocasiones, empezará a aullar. Por ello, es oportuno introducir una frase concreta, por ejemplo: «Vigila bien la casa» o «No tardo mucho». Si siempre le dice esta frase poco antes de salir de casa, su perro sabrá perfectamente en qué situación se encuentra y qué debe esperar. Cuando el quedarse solo y tranquilo se haya establecido de manera fiable, su perro habrá aprendido que usted volverá a él pasado un cierto tiempo. A poder ser, dígale la frase cuando el animal esté tranquilo y relajado en su canasto.

 

Afecto y cercanía corporal

Para acabar, el afecto y la cercanía corporal contribuyen también a un vínculo seguro y estable entre humano y perro en la edad de cachorro. Como afecto se considera cualquier cosa que usted y su perro voluntariamente intercambien como contacto agradable. Esto pueden ser miradas que lance a su cachorro durante el paseo, pero también prestarle atención, comunicarse, peinarle, acariciarle o rascarle las orejas. Precisamente los perros buscan más frecuentemente el contacto corporal con sus compañeros de vínculo, lo que puede utilizar muy bien en su beneficio para fortalecer dicho vínculo.

 

Debe establecer mucho contacto con su cachorro, hacer muchas cosas juntos, jugar juntos, a veces también sin juguetes ni objetos, simplemente de forma natural. Por supuesto, también puede empezar aquí a practicar algún que otro truco, ¡y es que la sensación de éxito en el entrenamiento refuerza enormemente el vínculo entre usted y su cachorro!

 

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el entrenamiento, precisamente en la edad de cachorro, nunca debe tener la mayor prioridad. Es mucho más valiosa la vida en común, que el cachorro se sienta bien, que se sienta seguro, refugiado y protegido, que tenga un compañero social a su lado en el que pueda confiar. ¡Y cuando todo esto funcione, no habrá ningún obstáculo para un entrenamiento exitoso!

 

Un vínculo seguro y estable con su perro es una solución duradera y a largo plazo

A menudo sucede que el entrenamiento en la edad de cachorro funciona de maravilla. Sin embargo, tan pronto como llegan a la pubertad, en la que empieza su etapa de juventud y se interesan por otros estímulos, muchos perros de repente dejan de prestar atención y a nosotros nos cuesta competir con esos estímulos. Especialmente entonces es importante que el cachorro haya aprendido lo que significa experimentar la seguridad con nosotros, que pueda confiar en nosotros en cualquier situación, que actúe junto a nosotros como un equipo de humano y perro y que no tenga que enfrentarse a situaciones difíciles solo. Así, mantenga también la orientación de su perro hacia usted y lo tendrá más fácil en situaciones (de entrenamiento) futuras. Si su perro lo ha aprendido y entendido, entonces ya se ha definido el cauce correcto, la base perfecta para una convivencia continuada en armonía y paz.

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