Transmisión del estado de ánimo: ¿Sabe mi perro cómo me siento?

La transmisión del estado de ánimo es un fenómeno infravalorado por muchos propietarios de perros que apenas se tiene en cuenta durante el adiestramiento de perros convencional. Sin embargo, influye mucho en nuestra convivencia diaria con el perro y juega un papel crucial en el entrenamiento.

 

¿Tiene a veces problemas para concentrarse en el entrenamiento con su perro tras un día estresante en el trabajo? Su jefe ha vuelto a molestarle y el ordenador también tenía un mal día, pero no quiere volver a saltarse el entrenamiento en la escuela para perros, por lo que se obliga a ir. En el fondo quiere ser un buen amo para su perro. Una vez llegado a la escuela, evidentemente, nada quiere funcionar. Su perro se vuelve sordo de repente y parece no estar especialmente eufórico. Usted se frustra cada vez más. Y, de repente, aparece además ese perro con el que su amigo peludo no se entiende en absoluto y cuyo dueño tampoco es precisamente su mejor amigo del parque para perros. Su perro ahora mismo no quiere saber absolutamente nada del entrenamiento y apenas se le puede dominar. Usted se tira de los pelos y se pregunta: «¿Para qué he venido?»

 

¿Le suena este escenario? Tal vez ya se haya dado cuenta de que la transmisión del estado de ánimo se propaga como una fila de fichas de dominó en las diferentes escenas y no solo le arrastra a usted, sino también a su perro, hasta el fondo del mal humor.

 

«¡Mi perro sabe perfectamente lo que ha hecho mal!»

Tal vez su perro haya roto alguna vez un jarrón o haya confundido sus zapatos con los huesos de masticar. Entonces seguro que conoce también su mirada de culpabilidad. Llega a casa, ve lo que ha hecho y piensa: «¡Sabe perfectamente lo que ha hecho mal!»

 

Pero, en esos momentos, su perro ya no lo sabe. Aun cuando su miraba de culpabilidad diga algo totalmente distinto. La cosa es que precisamente hemos transmitido nuestro estado de ánimo al perro y este imita nuestro comportamiento. Según un estudio de Alexandra Horowitz, una investigadora cognitiva canina, este comportamiento no tiene nada que ver con una conciencia de la culpa. En sus investigaciones, la «mirada de culpabilidad» resultó como reacción al verdadero comportamiento del dueño:

 

«Tras decirle al propietario del perro que el animal había robado algo en su ausencia, aunque no fuera cierto, el perro siguió reaccionando con esa mirada de culpabilidad. Esto funciona también en el caso contrario. Al decirle al propietario que su perro se había portado bien, pero en realidad se había zampado la chuchería prohibida, el animal no mostró ningún comportamiento con conciencia de culpa».

 

Como ve, nuestros pensamientos y convicciones tienen una gran influencia en nuestras acciones y, con ello, en última instancia también en nuestro estado de ánimo o en nuestros sentimientos. Por supuesto, no basta con desear que el perro camine por fin tranquilamente de la correa o que muestre cualquier otro comportamiento que desee en el día a día. Sin embargo, si se tiene un objetivo positivo en mente, uno puede dirigir sus acciones conscientemente hacia ese objetivo, lo que a su vez lleva a un entrenamiento efectivo y con ello un mejor ambiente general.

El trasfondo de la transmisión del estado de ánimo

La transmisión del estado de ánimo forma parte de la naturaleza del perro. Cuando la motivación se transmite de un perro al otro y esto lleva a que ambos perros reaccionen a la vez, es decir, se sincronizan los comportamientos, hablamos de una transmisión del estado de ánimo.

 

Los investigadores han descubierto que los perros poseen las llamadas neuronas espejo. Mediante dichas células espejo, los perros pueden empatizar con los sentimientos y las acciones de otros simplemente observándolos. Las neuronas se hallan en las zonas del cerebro responsables del movimiento, el contacto y los sentimientos. Estas células nerviosas especiales se activan cuando un perro observa a otro durante una actividad. Muestran exactamente el patrón de actividad que se detecta al realizar verdaderamente una acción, igual que, por ejemplo, al aprender imitando. Durante mucho tiempo, los investigadores pensaban que los perros solo imitaban las acciones de otros seres vivos. Sin embargo, hoy se cree que las neuronas espejo también están implicadas cuando se trata de emociones y sentimientos.

 

La transmisión del estado de ánimo se produce de forma inconsciente. Los sentimientos vienen y van y generalmente permanecen solo unos pocos segundos si no nos aferramos a ellos. A menudo, los propietarios de perros nos dejamos guiar por ellos en vez de simplemente dejarlos correr, lo que a su vez afecta nuestro comportamiento. Nuestros sentimientos y acciones se transmiten finalmente a nuestro perro, que luego reacciona en consecuencia.

La transmisión del estado de ánimo es útil

La transmisión del estado de ánimo es útil y ayuda mucho en grupos de animales que viven juntos. En el grupo, en ciertas situaciones es muy importante que todos los miembros tiren de la misma cuerda. La transmisión del estado de ánimo ayuda a alcanzar juntos los objetivos grupales. Sin embargo, esto sucede únicamente de forma voluntaria y no por obligación. La finalidad de la transmisión del estado de ánimo se muestra, por ejemplo, cuando los animales en grupo huyen a la vez de los depredadores y con ello intentan salvar su vida y su comunidad social. Además, parece que durante la transmisión del estado de ánimo entre animales y personas se activa el sistema de recompensación y apaciguamiento. Esto significa que la comunidad crea una sensación agradable y contribuye a una unión más estrecha entre humano y perro, mientras que un comportamiento divergente genera estrés.

La transmisión del estado de ánimo funciona en ambos sentidos

Existen numerosos estudios, como por ejemplo los de la profesora de Harvard Ellen Langer, que explican cómo nuestros pensamientos influencian nuestras acciones. Esto no sucede únicamente en la vida cotidiana, sino también en el entrenamiento canino. Los sentimientos tanto negativos como positivos pueden transmitirse a nuestra mascota. Este fenómeno también tiene lugar al revés. Cuando nuestros perros están contentos, nosotros también estamos contentos y adoptamos una actitud más relajada. Si el perro nos incita a jugar, nos dejamos llevar y adoptamos esta actitud positiva.

 

Esto lo podemos utilizar especialmente en el entrenamiento canino. Precisamente en los encuentros con otros perros durante los paseos, que para muchos equipos de humano y perro generan diariamente estrés, malestar y tensión, puede entrenarse con sosiego mediante diferentes ejercicios como la meditación y las técnicas de respiración para comportarse soberanamente ante su perro y transmitirle seguridad.

 

Así, vemos que la transmisión del estado de ánimo es una herramienta fantástica, sencilla, efectiva y muy natural y comprensible para el perro para comunicarse con él, trabajar conjuntamente y resolver problemas juntos como un equipo.

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